jueves, 23 de abril de 2009

Si fuera...



Si fuera un haz de luz...
surcaría el tiempo y la distancia.
Si fuera un viento tempestuoso...
haría un remolino en tu cuerpo
y en tu alma.
Si fuera una música gozosa...
invadiría tu espacio,
con notas estridentes.
Si fuera una poetisa descarada...
te llenaría de palabras procaces.
Si fuera torbellino, ternura,
y placer anticipado...
te arrinconaría
en la pared del ansia,
y del desenfado...
Vienes hacia mi figura,
no hay torpeza, ni miramientos...
eres luz, eres viento,
eres música, eres poemas,
eres mío, sin consuelo...
sin pecado.

-Serena Azul-

domingo, 12 de abril de 2009

Preciosa y el aire



Su luna de pergamino
Preciosa tocando viene
por un anfibio sendero
de cristales y laureles.
El silencio sin estrellas,
huyendo del sonsonete,
cae donde el mar bate y canta
su noche llena de peces.
En los picos de la sierra
los carabineros duermen
guardando las blancas torres
donde viven los ingleses.

Y los gitanos del agua
levantan por distraerse,
glorietas de caracolas y
ramas de pino verde.

*

Su luna de pergamino
Preciosa tocando viene.
Al verla se ha levantado
el viento que nunca duerme.
San Cristobalón desnudo,
lleno de lenguas celestes,
mira a la niña tocando
una dulce gaita ausente.

Niña, deja que levante
tu vestido para verte.
Abre en mis dedos antiguos
la rosa azul de tu vientre.

Preciosa tira el pandero
y corre sin detenerse.
El viento-hombrón la persigue
con una espada caliente.

Frunce su rumor el mar.
Los olivos palidecen.
Cantan las flautas de umbría
y el liso gong de la nieve.

¡Preciosa, corre, Preciosa,
que te coge el viento verde!
¡Preciosa, corre, Preciosa!
¡Míralo por donde viene!
Sátiro de estrellas bajas
con sus lenguas relucientes.

*

Preciosa, llena de miedo,
entra en la casa que tiene,
más arriba de los pinos,
el cónsul de los ingleses.

Asustados por los gritos
tres carabineros vienen,
sus negras capas ceñidas
y los gorros en las sienes.

El inglés da a la gitana
un vaso de tibia leche,
y una copa de ginebra
que Preciosa no se bebe.

Y mientras cuenta, llorando,
su aventura a aquella gente,
en las tejas de pizarra el
viento, furioso, muerde.

Romancero Gitano.
Federico Garcia Lorca.